lunes, 24 de mayo de 2010

Los riesgos de la democracia

A pesar de sus logros e indiscutible eficacia, la democracia también está expuesta a algunos peligros.
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Degenerar en demagogia. Es fundamental para los políticos convencer a los ciudadanos para que los voten. Pero a veces no convencen los mejores ni los que mejores propuestas tienen sino los que mejores oran. Cuando el apoyo popular se consigue mediante propaganda y mentiras ha triunfado la democracia. Los filósofos fueron conscientes de este peligro desde las primeras democracias, y por eso fueron críticos con ellas.
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Fomentar la uniformización. El concepto de igualdad política es una de las ideas ordenadoras de la democracia. Aunque el concepto de igualdad mal entendido puede llevar a un deseo de igualar y uniformizar a todos los ciudadanos. Esta uniformidad consistiría en el rechazo de las diferencias que distinguen a los seres humanos como realidades únicas e irrepetibles. De esta manera lo que se consigue es disminuir las posibilidades de realización individual en vez de favorecer la autonomía personal.
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Convertirse en una de la mayoría. Es preciso reconocer que en las democracias prevalecen los intereses de la mayoría y las aspiraciones y reivindicaciones de las minorías pueden quedar ahogadas. Debemos recordar que la democracia se caracteriza por la libertad de expresión, así que incluso un solo ciudadano tiene la oportunidad de expresar su opinión y hacer oír su voz.
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La escasa participación. En las democracias indirectas o representativas, la mayor parte de las personas solo interviene en la gestión pública cuando vota en unas elecciones. Una vez elegido, los representantes pueden utilizar la confianza que se les ha dado de la forma que consideren más convenientes. En principio son votados de acuerdo con un programa, pero si es cierto que a veces el alejamiento entre lo que prometen durante la campaña electoral y lo que luego hacen es evidente.

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