jueves, 13 de mayo de 2010

La democracia en Argentina aceleró la caída de las dictaduras en el Cono Sur

Como hemos hablado anteriormente sobre la democracia y dictadura, el caso de América del Sur es un claro ejemplo ya que gracias a que Argentina se democratizó, lo hicieron los demás países.

El restablecimiento de la democracia en Argentina, a finales de 1983, fue el primer eslabón de un proceso de caídas de las dictaduras de Brasil, Chile, Uruguay y otros países del Cono Sur unidos para reprimir toda oposición en el Plan Cóndor.
El 30 de octubre de 1983 se puso fin a la dictadura militar iniciada en 1976 con las elecciones generales que abrieron paso a la reinstauración de la democracia con la admisión de Raúl Alfonsín como presidente el 10 de diciembre de ese mismo año.
Aunque la restauración de la democracia llegó formalmente antes para Bolivia (1982) y Perú (1980), expertos de la región coinciden en que la experiencia de Argentina "incidió" en el resto de los países de Cono Sur.
En 1983, comenzaron en Chile las protestas contra el régimen de Augusto Pinochet (1973-1990), cada vez más masivas, mientras las fuerzas democráticas se articulaban para luchar por la recuperación de la democracia, pese a la sangrienta respuesta de la dictadura.
En ese entonces la discusión política se centraba en los que decían que había que buscar acuerdos, mientras que los denominados "intransigentes" anunciaban que sólo mediante el enfrentamiento era posible terminar con el gobierno de facto, que finalmente se produjo el 5 de octubre de 1988, con el plebiscito que dijo "NO" a Pinochet.
El referéndum abrió paso a las elecciones de 1989, en las que ganó el democristiano Patricio Aylwin, quien asumió en marzo de 1990.
Para los luchadores chilenos, la vuelta de la democracia a Argentina fue "una gran noticia que influyó de forma decisiva en el proceso" de su país, señaló a Efe el senador Camilo Escalona, presidente del Partido Socialista.
Además, Escalona opinó que fue "un gran respiro" porque permitió finalizar en Argentina con la guerra sucia ejercida por las dictaduras contra los opositores a través de la Operación Cóndor.
Este plan fue orquestado en los años 70 y 80 por varias dictaduras latinoamericanas, entre ellas la que regía en Argentina, para suprimir la oposición política y eliminar a los disidentes.
Julio María Sanguinetti fue quien encabezó la restauración democrática en Uruguay, al asumir la jefatura del estado el 1 de marzo de 1985, al cabo de 12 años de una dictadura muy ligada a la de Argentina.
En Brasil, atenazado por regímenes militares durante dos décadas (1964-1985), la democracia regresó en unas elecciones presidenciales que en enero de 1985 consagraron ganador a Tancredo Neves, quien no llegó a asumir al caer enfermo en vísperas de su toma de posesión.
Neves murió el 21 de abril de 1985 y su vicepresidente, José Sarney, que había sumido transitoriamente la jefatura del Estado el 15 de marzo, quedó al frente del Gobierno y emprendió el camino de reformas que condujo a la Constitución de 1988.
Paraguay fue el último país del Cono Sur en recuperar la democracia, con un proceso que empezó en febrero de 1989 con el golpe que destituyó al general Alfredo Stroessner (1954-1989) y fue encabezado por el general Andrés Rodríguez, su consuegro, quien legitimó su mandato al ganar las elecciones de 1991.
La democracia regresó a Perú en 1980, cuando la dictadura del general Francisco Morales Bermudes entregó el Gobierno al arquitecto Fernando Belaunde Terry, ganador de las elecciones presidenciales de ese año.

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